jueves, 18 de marzo de 2010

Rumanos, políglotas y muy bien educados


Cada año, miles de escolares de toda Europa realizan visitas de intercambio a otros países gracias al programa Comenius. Gracias a esta iniciativa, un grupo de jóvenes rumanos ha vivido unos días en Santa Marta de los Barros. Y han sorprendido a las familias, que tenían en principio ciertas reticencias, por su nivel cultural y su educación. En Santa Marta el grupo de estudiantes rumanos fue recibido por Catalin Gelu Boicu, cónsul de Rumanía en nuestro país que aprovechó la visita para interesarse por los 128 rumanos que viven permanentemente en esta población
El intercambio de estudiantes se tenía que haber realizado el curso pasado, pero los padres de alumnos españoles no eran muy partidarios de mandar a sus hijos a un país del cual se tenía muy mala imagen. La experiencia, sin embargo, ha sido excelente y ha superado todas las expectativas. Tanto los padres como los profesores se han encontrado con grupo de jóvenes educadísimos, con un comportamiento exquisito. Vienen de un Instituto público de Rumanía y se expresan correctamente en tres idiomas, rumano, inglés y español y algunos además en francés.
Según nos dice Alina Popa, profesora rumana, en su país se ha puesto de moda el estudio del castellano. Es el segundo idioma en sus centros escolares. Las razones son varias: es una lengua muy fácil para ellos debido a la afinidad entre el castellano y el rumano; les encanta por la musicalidad con la que se habla; hay muchos jóvenes que tienen a su familia en España y hay una gran cantidad de estudiantes que quieren venir a nuestro país a trabajar una vez terminen sus carreras.
El comportamiento importa
Los sueldos en Rumanía son muy bajos, dice Alina. Un profesor de Instituto o de Universidad con muchos años de experiencia tiene un sueldo ocho veces más bajo que en España y si se quiere vivir un poquitín mejor hay que tener un segundo trabajo. Gianina Tita, profesora rumana, preguntó a los profesores españoles si el comportamiento de los alumnos repercute en las calificaciones. Al enterarse de que en nuestro sistema educativo se toman medidas para los alumnos que cometan alguna falta de comportamiento, pero nunca repercuten en las calificaciones, se quedó muy extrañada.
En Rumanía el comportamiento del alumno se califica como una asignatura más (del 1 al 10). Al final del curso al joven se le pone la nota media de las tres evaluaciones. Si suspende en educación se le suspenden todas las asignaturas y tiene que repetir curso. Además los alumnos que hayan suspendido algún año por su mal comportamiento tienen las puertas cerradas en la Universidad para estudiar carreras como Derechoy Magisterio. Tampoco pueden ingresar en una academia de policía.
Esto dice la ley, pero hasta ahora en su años de experiencia en educación esta profesora no ha visto ningún caso.
Afirma que los padres se interesan mucho por la educación de sus hijos y a la más mínima están pendientes para que el niño corrija su mal comportamiento ya que son muy conscientes de que la educación depende de la familia.